Aunque considero que el aceite de palma es
perjudicial para la salud, no creo que interese mucho a la gente mi opinión
como consumidor. Es por ello, por lo que voy a intentar aclarar mi postura al
respecto, como técnico, empresario y ganadero sobre el uso y abuso del aceite
de palma.
No siendo experto en aceites sí que tengo
suficientes conocimientos como para tener una opinión suficientemente formada
de algunas de las causas por las que se usa este tipo de aceite en alimentación
humana, es barato, se moldea fácilmente ya que algunos de sus tipos tienen un
punto de fusión de hasta 48 ºC, lo cual los hace solidos a temperatura
ambiente. Tiene un precio y una
disponibilidad que deja sin competencia a cualquier otro tipo de aceites de uso
industrial, pues mientras la Tm de aceite de oliva ronda los 3800 € y la de
girasol los 900€ la de aceite de palma no llega a los 650€, gran diferencia
sobre todo si estamos hablando de consumos de miles de toneladas anuales de una
gran multinacional. Aunque no nos engañemos, en la mayor parte de las
pastelerías de barrio también podemos ver las garrafas de aceite de palma si
tenemos acceso a sus obradores.
Pero estos usos, no por menos comunes, dejan
de ser desconocidos para la gente de la calle. Sin embargo, lo que les voy a
decir ahora sí que es desconocido para el gran público e incluso para los
profesionales del sector. Y es el uso y las consecuencias de ello en el sector
ganadero mundial. Un uso y abuso, tanto mayor cuanto mayor es su tecnificación,
esa tecnificación que es el marchamo del sector ganadero de la UE, de EE.UU y
del mundialismo en general. Y es que no solo se usa en alimentación humana,
sino que la práctica totalidad de los piensos para ganadería o para mascotas
llevan una proporción más o menos elevada de esta grasa. Desde las leches
maternizadas de los terneros o corderos que nos comemos como lechales, hasta
las vacas lecheras de las macro-granjas, pasando por los piensos de perros o
gatos. Y todo ello por la gran cantidad de energía que aportan y que las hacen
tan deseables para los fabricantes de piensos, que introducen en la mayor parte
de ocasiones la mayor cantidad técnicamente posible.
¿Y cuáles son sus consecuencias para nuestra
salud?, pues las mismas que las de consumirlas directamente, pero con el
agravante de que no consumimos aceite de palma sino productos ganaderos
obtenidos por el consumo de aceite de palma. Estos aceites son conocidos en el
mundo ganadero como grasas by-pass o jabones cálcicos. Durante mi investigación
al respecto he de decir que no he encontrado excesiva bibliografía al respecto,
supongo que porque para que se haga una investigación debe haber alguien
interesado en ello que pague el estudio y aquí ni la industria del aceite de
palma ni la industria de los piensos lo están. Pero sí que he encontrado
algunos bastante interesantes, entre ellos este http://digital.csic.es/bitstream/10261/24561/1/Reg.%2024%20bis.pdf .
Un estudio
que todo sea dicho va dirigido a demostrar las bondades del aceite de oliva
frente a otros aceites vegetales, pero que resulta muy clarificador. Y como
puede comprobarse dependiendo de la grasa con la cual alimentemos a nuestro
ganado así serán sus ácidos grasos. Mucho me temo que si se hiciesen análisis
de los ácidos grasos que componen las carnes dependiendo de los piensos que
comen los distintos tipos de ganado encontraríamos relaciones similares. Y todo
ello nos llevaría a la conclusión a la que nuestros antepasados llegaron hace
muchos años cuando sacaron el dicho de que somos lo que comemos. Y que si
alimentamos nuestros ganados con mierda……..producirán mierda y eso será lo que
comamos.
Pero dicho sea esto quiero decir que si un
cordero criado en la dehesa tuviese un precio superior al criado con leche
artificial dada su mayor salubridad ningún ganadero los criaría y que no somos
los ganaderos los culpables de usar piensos con este aceite sino los
fabricantes de esos piensos y los importadores de carne u otros productos
agrarios los cuales producidos bajo unas condiciones de costes muy inferiores a
los nuestros ( bajos salarios, falta de s.social, uso libre e indiscriminado de
agroquímicos, etc….) no nos obligarían a bajar costes de producción donde no se
DEBEN bajar. Por ello les recuerdo que aunque en ocasiones no tengamos más
remedio que colaborar con la globalización, la globalización mata.
Pablo Manuel
Alcaide Quintana.
Delegado de
Democracia Nacional en Ciudad real y responsable de temas agrarios del partido.
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