España pierde, Alemania gana. O dicho de otra manera las multinacionales de uno y otro lado siempre ganan.
Y esto es así porque la norma
y el fin de este acuerdo es el mismo que llevamos sufriendo desde aquel
nefasto 1986 en el que el gobierno del corrupto Felipe González firmó
el acuerdo de adhesión a la UE. Desde aquel momento, se ha ido
manteniendo la hoja de ruta de la cual este acuerdo solo es un capítulo
más. Pero ¿por qué decimos esto?, pues porque este acuerdo supone la
retirada de aranceles a la entrada de productos industriales,
tecnológicos y financieros cuyo principal origen es Alemania que, con el
euro (que no es más que un marco devaluado) se frota las manos por las
expectativas de venta a un mercado de 300 millones de consumidores.
¿Y con qué van a pagar esas
importaciones?, pues evidentemente con la venta de productos agrarios,
principalmente ganaderos. Con las 100.000 toneladas de carne de vacuno.
Mercosur pedía 400.000. Con la miel, leche y todo tipo de productos
agrarios producidos en las gigantescas explotaciones agrarias propiedad
de las mismas multinacionales que van a traer y distribuir esos
productos aquí en Europa. Muchas de esas explotaciones hace cuatro o
cinco años eran selva tropical. Contra esto no se manifestarán los
ecologistas que, a sueldo de las multinacionales, solo se manifestarán
contra los agricultores y ganaderos europeos.
¿Y por qué ha de ser malo esto?
Pues porque mientras aquí se nos imponen medidas de bienestar animal
que encarecen nuestra producción y por lo tanto la hacen menos
competitiva, allí ni siquiera se cumplen sus ya escasas medidas
sanitarias, no ya las de bienestar animal sino tampoco las sanitarias.
Como el fraude masivo de carne realizado en Brasil por la segunda
empresa de venta de carne a nivel mundial. No estamos hablando de un
matadero que infringe una norma, sino de una organización fraudulenta en
la que intervienen cientos de veterinarios y empleados de mataderos que
falsificaban los certificados de aptitud de la carne que importábamos.
Y es que, no nos engañemos, podemos poner todas las cosas que consideremos positivas para los animales o para la carne o cultivos, pero todo tiene un precio, nadie da euros a noventa céntimos. Pero es que incluso cumpliendo el literal del acuerdo UE-Mercosur también nos estarían engañando pues nunca esas importaciones cumplirán las mismas calidades que la producción europea. ¡pero si ni siquiera lo que nos vendan como vacuno será exactamente vacuno! Y es que en Brasil no hay vacuno europeo, serán cebúes o cruces de cebúes con vacuno europeo. Eso no quiere decir que sea peor, pero el consumidor no sabrá lo que consume.
Todas estas razones son más
que suficientes para justificar el rechazo al acuerdo UE-Mercosur (igual
que al acuerdo UE-Sudáfrica y el resto de acuerdos de libre comercio
que la UE está preparando) Y no solo para los consumidores. También para
agricultores y ganaderos españoles, pues supone una competencia desleal
que ayudará a la desaparición de nuestro sector agrario y por
consiguiente de nuestra autonomía alimentaria, para mayor gloria de
globalistas y colaboracionistas locales de estos últimos. Si la UE
continúa con estas políticas, a España y a otros países no les quedará
otra salida que salirse de la UE cuanto antes.
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