Este año empieza a aplicarse la nueva reforma de la PAC que ha
venido negociándose durante los últimos años. Estas ayudas forman parte de la
política agraria común desde 1992 y tienen como objetivo, al menos en teoría,
compensar las desventajas que los agricultores europeos tienen con respecto a
los de fuera de la unión. Pongamos un ejemplo, Luis necesita tratar su olivar
con un producto químico que le cuesta 100 euros la ha, mientras Mohamed en
Marruecos lo hace por 10 euros. Para compensar esta diferencia de costes es
para lo que se nos vendió la PAC en 1992, si bien lo que en la actualidad
ocurre es que el coste de usar productos químicos menos dañinos, pagar unos
costes laborales y sociales más altos que nuestra competencia y otros muchos
costes no compensa ni de lejos las cantidades recibidas. Con el añadido de que
hay muchos productos que no tienen derecho a PAC. Algunos de estas producciones
si tendrán derecho a ayudas con la nueva PAC, pero como para solicitarla
deberías haber tenido ayudas en 2013 y para calcular el pago que te corresponde
tienes que partir del que recibías en años anteriores, es más que probable que
muchos agricultores se queden sin ayudas, al menos los primeros años.
¿Cómo queda España con la nueva PAC?, básicamente el
montante total quedará en una cantidad que la coloca en segundo lugar por la
cantidad de dinero percibido, detrás de Francia y por delante de Alemania, pero
teniendo esta última la mitad de tierra agraria útil que España.
¿Cómo quedan los agricultores?, pues con unas ayudas
similares, con mayor burocracia y mayores exigencias. Es decir, para este viaje
no hacían falta alforjas. Probablemente el único sector que saldrá mejor que
estaba será el ovino-caprino, eso después de que en los últimos diez años
desapareciesen el 40 % de las ovejas y el 70% de las cabras. Luego nos
extrañaremos que se produzcan incendios forestales.
Más información para curiosos, aquí: http://www.asaja.org/
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